10 enero 2008

Cobrando Desde El Más Allá

Ya en mi infancia oí la leyenda del Cid Campeador, esa que cuenta como ganó una batalla después de fallecido.
Es una escena difícil de imaginar: un hombre muerto atado sobre un caballo, y para más señas el suyo, Babieca, fiel a él según dicen, durante unos treinta y ocho años que no son pocos.
(Por otra parte también hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos no estaban como para cambiar de "todo-terreno" cada dos por tres. No había las ofertas de ahora. Contenta se iba a poner la ITV si aparecemos en la actualidad con un coche con más de 38 años...)
Y volvemos de nuevo a imaginar la escena; pienso yo, que Babieca iría un al menos un poquito al galope... porque si hubiera ido despacito y triscando hierba por el camino, no creo que los musulmanes de entonces hubieran tenido mucho miedo....
¿Lo vemos todos ya en la mente?. Bien. Pues ahora dejamos la leyenda y volvamos a la realidad. También con un muerto como protagonista.
Imaginemos Nueva York.
Imaginemos a un hombre mayor compañero de piso de otro. Y que, ¡maldita sea!, ese otro, seguramente con la intención única de fastidiar (esas pequeñas rencillas que se acumulan y que finalmente estallan), se muere tercamente unas horas antes de ir a cobrar la pensión.
Que no cunda el pánico. Hay que tomar una determinación antes de que se nos enfríe el ánimo y el muerto. Estos son los pasos a seguir.
Primero se llama a un colega para que nos ayude.
Después se abriga al difunto, no vaya a pillar un resfriado el cadáver y se nos vuelva a morir dos veces.
Se le acerca a la Seguridad Social en una silla de ruedas a cobrar el dinero. (Por su bien, un muerto tiene muchos gastos, todo el mundo lo sabe).
Se le deja fuera al sol invernal mientras se hace cola, con la intención de mostrarlo cuando llegue el momento estelar.....
... y nada, que no funciona.
¿Cuál fue el fallo principal?. La ignorancia. Que no conocían la historia del Cid Campeador.
La cuerda, hombre, la cuerda. Que se les iba para todos los lados con el traqueteo.

8 comentarios:

PARANOICO ILUSIONISTA dijo...

Dando una vuelta he llegado hasta tu rincón. Me ha gustado y me he reido mucho...mmuy bueno
Un saludo

Abel Granda dijo...

¡Brava madame!, excelentemente contado; yo creo que fracasó porque se encontró con hombres de poca fe. He conocido casos muy curiosos de esta guisa, y todos colaron; basta con decir: ¡No, no le despierte ahora, que en la vigilia tiene dolores!; créame, todos tragan.

IMAGINA dijo...

Jajajajajajajajaja. Por Dios! qué risa me dió esta noticia. Estos dos tíos estaban completamente locos! Mira que ir a cobrar una pensión con el cadáver de un amigo....
Oye, me gusta el cambio de look de tu blog.
Te dejo un abrazo,

Esperanza dijo...

La muerte siempre es de lo más inoportuna... y el cine nos ha hecho creer tantas veces que puede disimularse...en fín, que la vida es una ironía constante. Aunque cuando lo cuentas tú tiene "chispa".

Un beso

el nombre... dijo...

AH! mujer!
Qué ocurrencia la de estos hombres!
Está muy bien el relato, ocn la relación con el Cid....
Viste? quien no recuerda, o no sabe la historia, está condenado a repetirla!


beoss

Miguelo dijo...

jajaja hay gente pa tó.

un saludo

Mar dijo...

esto no ha ocurrido no? ,ajajaja, que heavy, ajajajajajaja, aiiisn no puedo parar de reir, Pues yo conozco otra parecida, que se fueron de camping con la yaya y como estaba fuera del estado donde vivían y el traslado del cadaver les supondría un pico, ni cortos ni perezosos se la subieron a la yaya a la vaca y la trajeron hasta su lugar de residencia, ajajaja...

besos...Qettah

M dijo...

La cuesta de enero, sea eterna....

B x C