05 noviembre 2007

La Ventana Mental


A veces me maravillo de cómo la percepción de las misma realidad puede variar tanto de una persona a otra o de una situación a otra.
Pongo de ejemplo a Unamuno, preocupado por problemas existenciales. En una de sus obras recrea una conversación entre él mismo y uno de sus personajes. Este último quiere suicidarse. Puesto que esta convencido, Unamuno se presta a ayudarle en ese amargo paso.
Y entonces la cosa cambia radicalmente; cuando otro lo quiere matar, al personaje le entran poco a poco ganas de vivir, o como mínimo, se le quitan las de morir.
Traslado a la vida cotidiana. Imaginemos; es Sábado. Hace un día maravilloso, pero estoy en casa porque no me apetece hacer nada en especial, tengo el día vago. Leo un libro, riego las plantas, etc . Luego ordeno por aquí y por allá y finalmente, por ejemplo, hago un bizcocho. Fin de un día apacible de descanso.
Vuelve a ser Sábado. Ese mismo Sábado por la mañana. Recibo una llamada de mi jefe. Sospecha que va a necesitar mi ayuda y por si acaso debo permanecer en casa todo el día. Me impaciento. Miro hacia afuera; hace un día magnífico. Y empiezo dar vueltas a pensamientos funestos; si no fuera por el jefe hubiera ido a pasear, de acampada, de compras, de copas, de ... todo, vamos. Deambulo por la casa el día entero sin hacer nada en particular y quejándome de todo lo que quería hacer y no pude. Finalmente, el jefe no me necesita.
¿Cuál es la diferencia entre los dos Sábados?. Tienen la misma duración. Y realmente, hubiera podido hacer el segundo Sábado exactamente lo mismo que el primero con los mismos satisfactorios resultados.
La diferencia es un concepto abstracto; la libertad, la ventana de salida; la ventana mental. En este caso es: yo no salgo, pero si quisiera, lo haría.
Reflexionando sobre esto uno se da cuenta de la de tiempo que uno puede perder inútilmente en vez de pensar en la mejor manera de sacar provecho a las situaciones.
¿No es en realidad el enfoque lo que nos hace distintos?. Lo que para uno es una desgracia es para otro un desafío; lo que para uno es el fin, para otro es el principio...
¿La buena noticia?. La percepción de la realidad es resultado de la experiencia y de los esquemas mentales; si cambias tus esquemas mentales cambiarás tus experiencias y tu percepción de la realidad.
Si alguien me ha seguido que levante la mano. Yo estoy en ello.

3 comentarios:

IMAGINA dijo...

Jajajajajja.
Me gustó la humorada final.

Estoy totalmente de acuerdo contigo en que nuestra propia experiencia y nuestras expectativas determinan nuestra visión de la vida.
Es el famoso cuento del vaso a la mitad: unos lo ven medio vacío mientras otros lo ven medio lleno.
Desde hace muchos años decidí descartar de mi vida la palabra felicidad y la sustituí por "alegría".
Creo que la alegría es una elección personal mientras que la felicidad se parece más a un don divino.
Saludos

Txe Peligro dijo...

y si lo que yo llamo rojo tu lo ves azul?

JUANAN URKIJO dijo...

Finalmente, como tú sugieres (aunque no menciones la palabra) es una cuestión de actitud. Supongo que mantener esa ventana mental abierta o, cuando menos, entreabierta es importante; pero tanto o más lo es el modo en que uno esté dispuesto a mirar lo que acontece tras ella...
Digo yo.

Facturo un beso hasta Asturias.